domingo, 24 de agosto de 2014

Pequeño manual para uso de aspirantes que deseen aprender la meditación zen

Pequeño manual para uso de aspirantes que deseen aprender la meditación zen


Ha sucedido, has decidido dar el salto. ¡Quieres hacer meditación zen!. ¿La meditación consiste en hacer, o en no hacer?. Difícil de decir. En cualquier caso, hay que comenzar por alguna parte, como venir a un grupo o a un centro. Pero antes, reflexionad. La meditación zen es un trastorno. ¿Tenéis necesidad de ser trastornados? ¿Estaréis a la altura de vuestra audacia?. Evidentemente, la primera vez no lleguéis tarde ni con prisas. Elegid un pantalón largo que no os apriete la cintura. Id limpios, pero evitar los perfumes. Quitaros vuestras alhajas. Sed naturales.
En la entrada dejad vuestros zapatos. No se trata simplemente de descalzarse, sino de reaprender la delicadeza en los gestos mas simples. Dejad suavemente vuestros zapatos, el izquierdo a la izquierda del derecho, el derecho a la derecha del izquierdo. Quitaros también los calcetines. Con vuestro calzado dejad igualmente vuestras ideas sobre el zen, vuestras lecturas, todas esas paginas a las que dais una y otra vez vueltas en vuestra cabeza, todas vuestras opiniones sobre que es o que no es budismo, todas vuestras esperanzas, hasta las mas bellas. Sí, dejarlas en la puerta de entrada. Deslizarlas una a una dentro de vuestros zapatos. No es que haya que despreciar las ideas, los pensamientos, al contrario, pero dejarlos simplemente con cuidado en la puerta de entrada. Los recogeréis después. Es la buena manera de comenzar. El espíritu fresco.
Entonces podéis entrar. En el espacio que os es propuesto, veréis que no hay (casi) nada. No os desconcertéis. Quitamos las imágenes para tocar la realidad desnuda de la experiencia. ¿Podéis realmente reencontraros con vosotros mismos?. Directamente, sin el intermediario de alguna cosa.
Un espacio os es ofrecido. Una vez pasada la puerta de entrada, os inclináis con las manos juntas en un gesto de gratitud. Cogéis un cojín redondo para sentaros encima. Palparlo cuidadosamente, ¿es suficientemente compacto?, ¿suficientemente ancho?. Tenéis que aprender a juzgar los cojines, a encontrar aquel que esté adaptado a vuestra propia morfología.
Y después os sentáis cara a la pared. La meditación es una experiencia total. Pone en juego a la vez el cuerpo, la respiración y la mente. Fundamentalmente, no hay mas que tres puntos de los que acordarse durante el aprendizaje de la meditación; tenéis que estar estables, tenéis que estar tónicos, tenéis que  sentiros cómodos.
La estabilidad es asegurada por el trípode formado por las piernas cruzadas y por las nalgas elevadas por el cojín. Tomad la posición del loto, del medio loto, o en su defecto colocar simplemente un pie sobre la pantorrilla opuesta. Ambas rodillas deben tocar el suelo con la misma presión.
La tonicidad se encuentra enderezando la columna vertebral. No os sentéis arriba sino abajo de las nalgas. A partir del trípode que forman las piernas y las nalgas, enderezad suavemente la columna, después la cabeza, meted delicádamente el mentón y bajar la mirada delante de vosotros sin enfocar un punto en particular. Si no podéis cruzar las piernas, podéis sentaros de rodillas sobre un cojín o sobre un banco, o incluso sobre una silla. La rectitud de la columna es el eje de la meditación. Ella da fuerza a la postura. Sentid como vuestro cuerpo esta sólidamente anclado al suelo y como al mismo tiempo se extiende con flexibilidad en el espacio. El tono significa que no hay tensión excesiva, ni relajación. No os sentéis en la postura del sastre. Esta posición no permite mantener durante mucho tiempo la estabilidad y el tono.
Colocad vuestra mano izquierda sobre vuestra mano derecha, los pulgares se juntan horizontalmente. Las manos están puestas sobre los pies y contra el cuerpo. Pensad en separar ligeramente los brazos del busto.
Cerrad la boca y respirar por la nariz. La respiración es tranquila. No hay necesidad de modificarla. Estirando el busto, la caja torácica no está comprimida, y podéis respirar libremente, dulcemente, sin dificultad. Pensad únicamente en no hacer ruido cuando respiréis.
¿Y el espíritu? Existen diferentes técnicas y métodos de meditación zen. Los aprenderéis mas tarde. No tengáis prisa. Por el momento contentaros simplemente con ver y escuchar. No hay mucho ruido en el exterior pero, en vosotros, ¿que es lo que aparece?. Intentad desplegar simplemente una mirada panorámica, acoged todo lo que surge; los pensamientos, las sensaciones o las emociones. No las rechacéis. No las persigáis. Permaneciendo fijo, anclado en esta experiencia viviente del cuerpo.
¿Esto es todo? Sí. ¿Parece demasiado simple? Después rápidamente cada cual se da cuenta como el cuerpo, la respiración o la mente pueden ser fuentes de confusión, de dificultades de todo género. No se consiguen cruzar las piernas, hacen daño, te sientes retorcido,  la respiración es difícil, con sacudidas, entrecortada. El espíritu va por todas partes, divaga o incluso se adormece. ¡Esto no es como en los libros! Efectivamente. Pero esta bien partir de algún lado, de este cuerpo, de vuestro cuerpo a veces firme a veces vacilante; de la mente, de vuestra mente a veces aguda, a veces confusa. Toda la habilidad va a consistir en metamorfosear todos los obstáculos interiores y que  vuestro cuerpo, vuestra respiración y vuestra mente se conviertan en el espacio de vuestro despertar. Por supuesto, os hará falta una ayuda, para orientaros, para guiaros. Un aprendizaje será necesario. Si no os inquieta la extravagancia de la meditación. Resumiendo, si volvéis. No dudéis en pedir consejo. No vagas recomendaciones sino verdaderos consejos para inspiraros, para penetrar profundamente este espacio interior. Para tocar vuestro propio corazón.
Al principio tendréis problemas con la estabilidad interior, con la tonicidad, hasta que os sintáis cómodos. Estar cómodo ciertamente contiene una dimensión física, sin obstáculo el cuerpo vive completamente la meditación. Pero estar cómodo comporta igualmente una dimensión psicológica, la confianza. Confiad en vosotros mismos.
Con el transcurrir de las meditaciones, las perturbaciones se van a ir calmando. Vais a sentiros tranquilos, apaciguados. Pero este no es el fin de la meditación, al contrario no es mas que su primera etapa. La puerta de entrada. A partir de esta calma, enseguida os hará falta ir mas lejos, dar un salto a lo desconocido. Existen diferentes técnicas para calmar el espíritu, mas par dar este salto, veréis que fundamentalmente no existe ningún método.
Tres golpes de campana marcan el comienzo de la meditación, dos su final. No hay nada entre estos dos momento, ningún ruido, nadie que os observe, nadie que os hable. Esta es la forma tradicional del zen. Solamente tu contigo mismo y, en alguna parte, lo desconocido.
Antes de instalaros sentados derechos ejercitaros en el método tradicional de expulsar el aire de los pulmones; poner las manos sobre las rodillas, después, tres o cuatro veces, sin ruido, espirad largamente con la boca entreabierta e inspiráis por la nariz. A continuación, os balanceáis de a izquierda y derecha, siete u ocho veces, con movimientos cada vez menos amplios, hasta alcanzar la rectitud del cuerpo. Juntáis las manos y os inclináis. Al final de la meditación, antes de levantaros proceded igual, pero en sentido inverso. Os inclináis con las manos juntas, os balanceáis a derecha e izquierda con movimientos mas y mas largos, después expulsáis el aire, la boca entreabierta, inspirando por la nariz. Vivid el cuerpo sin prisas.
Después de la meditación sentada, viene el tiempo de la meditación andando. Tomad una actitud digna, siempre estable, tónica, cómoda. El cuerpo esta enderezado, la cabeza igualmente, la mirada baja delante de si. El puño izquierdo encierra el pulgar izquierdo. La mano derecha encierra el puño izquierdo, el pulgar derecho se apoya en la raíz del pulgar izquierdo, las manos están puestas delicádamente contra el esternón, los antebrazos horizontales. Y andáis al ritmo de la respiración; avanzáis primero primero el pie derecho y durante toda la expiración traspasáis el peso del cuerpo a la pierna de delante, la pierna de detrás queda distendida, pero sin que el talón se levante del suelo. En la inspiración, el pie de detrás pasa delante y se recomienza el proceso llevando el peso del cuerpo sobre esta pierna adelantada. El paso se armoniza con la respiración y os contentáis con hacer un paso detrás de otro.
Al final, el responsable de la meditación recita la dedicatoria: “Que estas virtudes que se expanden por todas partes agoten la fuente de los sufrimientos y nos permitan junto con todos los seres realizar el camino del despertar”. Cualquiera que descubre lo desconocido, redescubre al otro.
Ha transcurrido mas de una hora, sales. Tus zapatos no se ha movido del sitio. Ningún genio travieso se los ha llevado. ¿Y tú, has cambiado?

Éric Rommeluère, Les bouddhas naissent dans le feu, Paris, Éditions du Seuil, 2007, pp. 201-206. Traducción : Roberto Poveda Anadón.

viernes, 15 de agosto de 2014

Oración del amor


Una oración en femenino, para activar la resonancia en el amor, la pareja, el propio valor personal.





Yo confío en mi, mente, cuerpo y espíritu, yo soy una mujer digna de ser amada

Yo confío en mí, yo sé que puedo y he logrado las metas más altas

Yo creo en mi poder y mi gloria, creo en mi capacidad de  crear, porque lo he demostrado, creo cosas maravillosas

Yo confío en mi, soy una mujer maravillosa, poderosa, brillando en amor (crea tu declaración personal empezando con la frase Yo Soy, deja que ella refleje quien quieres ser)

Yo creo que si puedo arropar en mi vida un amor bueno que refleje la grandeza de mi ser, mi meta más alta es el amor incondicional, el amor y la vida en plenitud. (Observa, ¿cuál es tu meta más alta?)

Yo creo en mí, y creo que soy amada profundamente, en cuerpo, mente y espíritu.

Yo creo en mi capacidad de vivir en pareja, y de compartir infinitamente una vida juntos, en mi capacidad de amar y ser amada de forma incondicional

Yo ya sé lo que no soy, y lo bendigo, ahora se quien Yo Soy, y lo bendigo. Yo soy la perfección femenina que da y recibe, Yo Soy amada ya mismo, Yo ya tengo a mi pareja perfecta, yo soy amada más de lo que puedo imaginar.

Me entrego al amor y a la magnificencia de Dios

Dios querido, Universo, yo te digo, yo soy la mujer amada, profundamente deseada, querida, adorada, respetada incondicionalmente, que tiene hoy, mañana y siempre, una vida plena en pareja.


jueves, 14 de agosto de 2014

Cuanto más lo deseamos, más lo alejamos

¿Han escuchado aquel dicho: "no muestre el hambre, porque el que muestra el hambre no come" ?
Es gracioso y bastante acertado, no solo en "eso" a lo que se refiere, sino también en todos los aspectos de la vida, basta con que te empeñes en una idea para que ella salga huyendo de ti, y tu detrás, hasta que te agotas, la sueltas, y ella decide venir a ti, mansa y dispuesta.
Otro ejemplo claro, cuando no tienes dinero, que difícil es conseguirlo, pero cuando tienes, de una u otra forma, siempre llega más.
Cuando estas solter@ no levantas ni el polvo al caminar, cuando consigues pareja, salen los muertos de sus tumbas, arrepentidos a decirte cuanto significabas para ellos, que tú eras el/la mujer/hombre perfect@, que en realidad, no te supo valorar.
Pues es un fenómeno que me he dispuesto a analizar, para utilizarlo a mi favor y quiero compartirlo
Los budistas dicen que El Deseo es una fuente de sufrimiento, la gente siempre habla de "manejar las expectativas", otros dicen que soñemos y soñemos que de los sueños han nacido grandes creaciones, otros dicen que de sueños no se puede comer.
El deseo en si no es un problema, ni las expectativas, ni los sueños, realmente el problema es la necesidad y la ansiedad, ese gran parásito que carcome las entrañas y te chupa la vida, si, la ansiedad y la necesidad.
La ansiedad yo la defino como un estado de desesperación producto de la creencia de que algo es escaso y de que sin ello no podremos existir. Esta desesperación es un gran movilizador, ¡vaya que si!, nos mueve a vivir la vida en un frenético disparate, excitada y sin sentido, tropezándonos entre nosotros, haciéndonos chocar y caer.
Yo recuerdo muchos momentos en que he sido presa de esa bestia interior que me ha devorado por dentro y me ha hecho pasar vergüenzas ante mi misma primordialmente, una y otra vez.
Pero he encontrado la solución, basta con no "querer" algo para que ese algo se manifieste... Y no es que no se puedan tener deseos, aspiraciones, sueños, expectativas; aquí lo importante es que ese deseo No parezca un deseo... ¿Curioso no?

¿Cómo se hace eso?

Hay varias perspectivas de ver este asunto, yo seleccionaría algunas como:
1. Si quieres algo, déjalo ir; si vuelve siempre fue tuyo...
Sip, exactamente esto, déjalo ir, amalo, prefiérelo, pero suéltalo, como alguien que lo tiene todo, este tipo de persona que vive con abundancia puede tal vez preferir algo mas no necesitarlo, es esa la clave, prefiere.
2. Un poco de actuación viene bien de vez en cuando, actúa como si ya lo tuvieras. Y no se trata de mentirte, los mejores actores viven su papel, se involucran con sus personajes, lo hacen suyos. Es tu turno de salir a escena.
3. Expectativas, ¡son imposibles de no tener! Porque de todo hacemos juicios, porque es nuestra forma de interpretar el mundo desde nuestro lente interior. Pero, si sabemos que nuestro lente a veces puede distorsionar la realidad, hay que ajustarlo tantas veces como se necesite; y a su vez, entender q es natural que la fórmula del lente tenga que ser cambiada, y no tomarse los juicios tan en serio. Mi forma de ver las cosas es solo Mi forma de ver las cosas, pero las cosas son como son. Así que entonces, ajusta.
4. Vive cada momento como viene con total intensidad, vívelo sin mirar ni adelante ni atrás, eso sí, vívelo por partes, cada partecita a la vez. Como quien se come un delicioso plato de comida y lo saborea lentamente, si te lo comes rápido, se irá rápido y quedarás con hambre. Sáciate de cada momento en tu día, en cada experiencia que vivas, haz cada momento tuyo, y da gracias por ellos.
5. Proyéctate: mira tu objetivo macro, la persona que quieres mirar en el espejo, mira cómo quieres irte a dormir todas las noches y cómo quieres despertar cada mañana, observa esa persona que un día morirá de viejito y en su lecho de muerte pensara: ¡que buena vida tuve! Luego de saber que quieres ser, haz cosas que te acerquen a esa meta, haz TODO lo que tengas que hacer para ser eso que quieres.
6. Todo lo que hagas, hazlo con gozo, con disfrute, porque cuando la estas pasando bien, el tiempo se va volando y las distancias se acortan. Si para llegar a esa meta tienes que terminar enfermo y solo, creo que de viejito no morirás feliz... Así que, acompáñate de todo lo que te encanta, de la gente, momentos, música, actividades, cosas, mascotas, situaciones, etc. que te hagan sentir pleno, armonioso, que te saquen sonrisas. Incluso, si quieres algo y eso te pone mal, piénsalo de nuevo, hazlo de nuevo, pero esta vez de forma que lo puedas disfrutar.
7. Mira todas las cosas que sin pensarlo mucho, sin planificar, sin esfuerzo, has logrado, ellas ya te pertenecen, y un día las pensaste, y otro, están en tu vida para siempre, si así tu lo quieres, claro. Observa tus logros, mira lo que si has logrado y cómo han sucedido. Nos dicen mucho que las metas se logran con esfuerzo... Hay un esfuerzo más grande que casi no hacemos, que es entrenar nuestra mente para que trabaje a nuestro favor y no en contra.
8. Entrena tu mente a que lo que tu decidas es ley y se cumple. No importa cuánto revoloteen ideas en contra, una decisión tomada es irrevocable, aunque siempre puedes cambiar de opinión, por otra idea irrefutable. Puedes comenzar por poner pensamientos agradables en ella, de todos modos, es más divertido que las películas de drama que nos inventamos en nuestras cabezas y a las que muchos somos o hemos sido adictos toda nuestra vida, y si, esto va contigo, tú eres o has sido un adicto al drama.
9. La razón está sobrevalorada, no pienses tanto y sólo siente, siéntete, hay cosas que la razón no puede explicar, hay cosas que no se pueden medir, categorizar, seccionar, expresar con palabras, la razón no las procesa, no es su área de competencia, usa todos tus sentidos, ¡para eso los tienes! Y siente, siente mucho y deléitate con ello.
10. Eso que deseas, dalo, tanto como puedas, eso crea en tu pensamiento, sentimiento y acciones una reacción de que eso que quieres ya lo tienes. Y cuando tienes mucho de algo, siempre vuelve más. Recrea esa sensación de plenitud en tu vida. El punto aquí es Dar.

La clave en este proceso de alcanzar nuestras metas es querer con placer, no querer con angustia, con miedo, con dolor, con soledad... Quiere con amor y felicidad, y un día, mas pronto de lo que crees, te verás siendo y viviendo todos los días tu sueño hecho realidad. Y ojo, ten cuidado, porque muchas veces nos descubrimos siendo ahora mismo eso que tanto hemos soñado ser, mírate, de tanto correr tal vez no has visto que ya llegaste a la meta.

¡Bendiciones!


Sibyl